Un equipo de científicos consiguió aislar una celula madre, algo que no se había logrado en 50 años de estudios. A partir de ahora, ensayarán formas de duplicarlas, lo que dispararía su disponibilidad para tratar distintos tipos de enfermedades.
La mayoría de los tejidos poseen células madre pero solo algunas tienen la potencialidad de diferenciarse en más de un tipo celular. Entre estas se encuentran las hematopoyéticas, células que se encuentran en la médula ósea, el torrente sanguíneo y en la sangre del cordon umbilical y que tienen la capacidad de reconstruir el sistema sanguíneo completo.
Desde que fueron descubiertas, a fines de 1960, estas células han sido utilizadas para la realización de trasplantes en personas con cáncer, sobre todo en pacientes con leucemia -se estima que entre 30.000 y 40.000 personas han sido sometidas a trasplantes de células madre-.
El problema es que solo un tercio de las personas que necesitan un trasplante tiene un donante compatible con sus tejidos. Otra fuente posible se encuentra en el cordón umbilical -células tomadas al nacer y conservadas en frío-. Sin embargo, su número es demasiado bajo para un paciente adulto (sí es suficiente para un niño). Lo ideal sería poder reproducirlas en cultivo. Algo que era impensable si nunca se había logrado aislar una. Hasta ahora.
En un trabajo que demandó décadas de estudio, y cuyos resultados se publicaron ayer en Science, un equipo de científicos canadienses liderados por John Dick, profesor del departamento de Genética Molecular de la Universidad de Toronto, logró aislar una célula madre en su estado más puro. "Nunca habíamos podido estudiar una célula madre en estado puro. No podíamos entender cómo activarlas para hacerlas crecer en cultivo", dijo Dick en diálogo con El País. "Nuestro hallazgo es el primer paso hacia ese gol."
UNA EN UN MILLÓN.
El trabajo demandó una primera etapa en la que se estudió en qué proporción se encontraban las células madre dentro del cúmulo de células que conforman la sangre. Cuando se realiza un trasplante se manipulan miles de células, entre las que se encuentran aquellas que luego reconstruirán el sistema sanguíneo. Pero se desconocía en qué proporción se encontraban. "Son raras, realmente es como buscar una aguja en un pajar", admitió el científico canadiense.
Para buscar esa aguja dentro del pajar de células sanguíneas los científicos trasplantaron células madre humanas en ratones. Estas regeneraron su torrente sanguíneo y constituyeron una fuente de estudio de células madre humanas, fuera del cuerpo humano.
"Trasplantamos grupos de ratones con distintas células sanguíneas", explicó Dick, investigador principal en los hospitales Princess Margaret y Toronto General (University Health Network). "Un grupo recibió 10 millones, otro un millón, y un tercero solo 100.000". Pasado un tiempo, analizaron la sangre de los animales para ver en cuáles se había "producido" sangre humana, a efectos de identificar cada cuántas células era posible encontrar al menos una célula madre.
Dentro del primer grupo, los que recibieron cien millones de células, todos desarrollaron sangre humana. Dentro del segundo grupo, solo unos pocos, mientras que en el tercero, los que recibieron 100.000 células, ningún ratón fue identificado con sangre de personas. "Eso nos dio la pauta de que en la médula ósea solo una en al menos un millón de células, es una célula madre".
MARCADORES.
La segunda etapa consistió en buscar proteínas (marcadores) que permitieran distinguirlas. Para ello los técnicos se valieron de una técnica conocida como "citometría de flujo", procedimiento que permite ordenar, filtrar y categorizar millones de células.
"Ordenamos cien millones de células de médula ósea y las distribuimos en dos clases de células", contó Dick. "Unas que tenían todas sus proteínas maduras presentes en la superficie celular -las proteínas se asocian con la función de la célula- y otro que carecía de esos marcadores", señaló.
Después, las trasplantaron en los ratones y encontraron que en aquellos que habían recibido las células con todas las proteínas maduras no se generaba sangre humana, es decir, no habían recibido células madre. Sin embargo, en el segundo grupo, sí se había generado.
"Así fuimos estudiando más y más marcadores que nos ayudaran a acercarnos a ver cuáles estaban asociados a la reproducción del sistema sanguíneo", recordó el científico. Cada vez que encontraban un nuevo grupo de marcadores, lo trasplantaban, lo asociaban con la función de las células o lo descartaban.
"Nos llevó años, hasta que finalmente logramos identificar una combinación única: siete marcadores que solo están presentes en las células madre, y en ninguna otra célula de la sangre", contó Dick con orgullo. "Así fue que logramos aislar y `purificar` una célula madre de la sangre humana".
El hallazgo abre la puerta hacia un mayor aprovechamiento del potencial de estas células. Así lo consideró Pablo Muxi, jefe de la Unidad de Hematología del Hospital Británico. "Poder encontrar, aislar y cultivar una célula madre de la médula ósea, facilitaría su uso para el desarrollo de células necesarias en tratamientos contra afecciones cardiovasculares, neurológicas y endocrinológicas", dijo el especialista uruguayo.
A eso aspira Dick y su equipo. Al ser consultado sobre el tiempo que demandaría aplicar los resultados, el científico aventuró que en 2016 es posible que cuenten con avances a nivel clínico.
Fuente: elpais.com.uy