La punta de lanza de la investigación en medicina regenerativa son las células madre iPS, también llamadas de la tercera vía. Descubiertas en 2007, tienen la versatilidad de las células madre embrionarias, por lo que pueden convertirse en cualquier tipo de tejido, y proceden de las células adultas (la piel o el pelo, por ejemplo), por lo que su obtención no plantea ningún dilema ético.
El Centro de Investigación Príncipe Felipe (CIPF) de Valencia anunció ayer que ha puesto en marcha una nueva unidad para el estudio y obtención de este tipo de células madre pluripotentes inducidas (iPS en sus siglas en inglés), dentro del programa de medicina regenerativa. Este departamento cuenta con cinco personas que ya han empezado a trabajar en la creación de líneas celulares (cultivos) de este tipo de células madre.
La medicina regenerativa descansa en la esperanza de que algún día se tenga el conocimiento suficiente para crear tejidos y órganos para, por ejemplo, sustituirlos en pacientes enfermos, por ejemplo, con insuficiencia cardiaca, renal o de hígado. La materia prima de este procedimiento serían las células madre gracias a su capacidad de transformarse en cualquier linaje celular. Los investigadores trabajan actualmente en saber cómo tratar en cultivo a estas células para manipular su desarrollo y derivarlas a voluntad hacia, por ejemplo, células de corazón, neuronas o pancreáticas, con la vista puesta en el desarrollo de órganos o regenerar lesiones (por ejemplo mediante la aplicación de cultivos de cardiomiocitos en zonas infartadas).
La gran esperanza
Hasta 2007 los dos tipos de células con los que los investigadores trabajaban eran las adultas y las embrionarias. A partir de entonces, se descubrió que se podía reprogramar simples células de la piel retrasando su reloj biológico hasta devolverlas a su estado pluripotente (antes de convertirse en células de la piel) y, una vez rejuvenecidas, obtener, por ejemplo, células cardiacas.
No todo es positivo en estas células ya que no se ha logrado borrar señales del origen adulto de estas células. Pese a ello, las iPS siguen siendo la gran esperanza de la medicina regenerativa.
Fuente: elpais.com