Doctor en CC. Químicas por la U. Complutense. Académico Numerario de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. Catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Valencia desde 1981. El pasado jueves inauguró el ciclo de conferencias `Cita con la Ciencia´ con la charla `El apasionante mundo de las células madre´.
-Sus trabajos con células madre se centran en la relación entre la estructura y la función del material genético en las células, ¿cómo se establece esta relación?
-Desde hace tiempo se conoce que la información genética de un organismo está en el ADN, pero en los organismos superiores éste no está libre, sino que establece relaciones con diversas proteínas y el ARN. Estas relaciones, que no solo afectan a la forma sino a la función del material genético, sin variar la estructura de los nucleótidos que componen el ADN, las estudia la epigenética.
Se puede explicar fácilmente si imaginamos el mensaje genético como un texto en un libro. Si marcamos ciertas frases o párrafos con un subrayador, no estamos modificando el mensaje, pero sí la manera de leerlo, focalizamos la atención sobre una parte de él. Del mismo modo, según como se estructure el genoma se expresarán unos genes de los 30.000 que componen la célula y otros no; no desaparecen, pero no se toman en cuenta.
-¿Estos cambios epigenéticos forman parte del funcionamiento normal de una célula o conducen a enfermedades?
-Ambas cosas; si los cambios se hacen como vienen escritos, son positivos; si no, pueden generar enfermedades como el cáncer.
-¿Cómo se relacionan estos estudios con las células madre de las que trata en su conferencia?
-Todas las células tienen los mismos genes en un organismo, y pueden llegar a las mismas funciones en su etapa embrionaria. Son las modificaciones epigenéticas las que hacen que unos genes se expresen y otros no, y las células se desarrollen para llevar a cabo una determinada función, que podemos controlar si conocemos estos mecanismos.
-Se habla mucho de las iPS (Células madre adultas reprogramadas), pero ¿cómo se llegó a ellas?
-La investigación en células madre se inició en torno a 1990, con células embrionarias, por la potencialidad de convertirse en cualquier tipo de célula que se requiriese. Sin embargo, las investigaciones con estas células embrionarias nunca han pasado de la fase experimental por las dificultades éticas y técnicas que producen, como el desarrollo de tumores.
A finales de los 90 se empezó a comprobar que en los tejidos adultos existían también células madre con capacidad de diferenciación pero más fáciles de manejar y con menos posibilidades de provocar tumores. En el 2006 se descubrió la posibilidad de reprogramación de células normales, no células madre adultas, las iPS. Un campo que crece vertiginosamente, creo que es el futuro.
-Se suele hablar de lo que se podrá llegar a hacer con las células madre (adultas), pero ¿ya se hace algo?
-Hablemos pues de lo que ya se hace. Se usan en transplantes de médula ósea, o para regenerar tejidos tras infartos de miocardio, de hecho las utilizan en Valladolid y Pamplona. Se consigue regenerar tejido e incluso revascularizar; en realidad no se acaba de comprender el mecanismo por el que lo hacen, pero sí los resultados. También se usa en regeneración de huesos tras facturas, y en Madrid las utilizan en curación de cicatrices especialmente complicadas tras alguna operación. Pero además de esto, en la actualidad hay del orden de 1.600 ensayos clínicos (en humanos) aprobados para el tratamiento de unas 60 enfermedades.
-Los problemas de desarrollo de tumores a los que se refería antes, ¿podrían hacer que el desarrollo de este campo llegase a una vía muerta?
-Las células embrionarias probablemente no se utilicen por este motivo, evidentemente son una bomba de relojería. Pero en las iPS sí hay mucho que explorar, no presentan tantos problemas. Las células madre adultas son el presente, las iPS el futuro.
-Como usted decía, hay muchas investigaciones en este campo. ¿No se requieren grandes instalaciones ni centros de referencia?
-Realmente no, no son especialmente difíciles de conseguir ni manejar, los equipos están al alcance de cualquier laboratorio de biología celular español.
Fuente: elperiodicodearagon.com